Semblanza

Constructor de puentes de diálogo y caminos francos

  • Con trabajo ha madurado su experiencia académica sin dejar la docencia, la investigación y la acción social.
  • Un rector en pandemia, que condujo la Universidad por el mejor camino cuando el país más lo necesitaba.

Su nacimiento llegaría una mañana soleada a los pies del volcán Turrialba. Una partera (su abuela) sería testigo de la valentía de una mamá que traía al mundo a su sétimo hijo;  en el seno de una familia numerosa iniciaba su destino por el bienestar de la educación pública: Carlos Araya Leandro.

Con nobleza y bondad sus padres, doña María Teresa y don Juan José, le enseñaron el valor de una Costa Rica construida a base de esfuerzo y amor. Le mostraron que siempre la recompensa se alcanza con mucho trabajo y compromiso en ideales.

Hijo de un operador de tractor y de una madre entregada a sus ocho hijos, el pequeño Eduardito hizo de la Escuela unidocente de Pavones su fortaleza de formación. Para ese entonces continuar en el sistema educativo para los jóvenes en la ruralidad turrialbeña era algo muy complejo; porque sus parientes y ambiente rural les invitaba en dedicarse a labores agrarias.

Sus inicios

Doña María Teresa, su madre, creyó en su hijo y apuntó siempre en incentivar la continuación de los estudios en el Colegio y posteriormente en la Universidad, donde con becas y buenas calificaciones respondió a las oportunidades, que le daba la vida.

Estudió administración de negocios y conoció de primera mano en la investigación y acción social los problemas nacionales, donde la Universidad desde la regionalización brinda un sustantivo aporte en la mejora de la Costa Rica, que necesitamos. 

Así, fue como la Universidad de Costa Rica (UCR) apareció en la ruta de este catedrático universitario y rector en el momento más díficil que ha vivido la historia de la educación costarricense: la pandemia por Covid-19.

Mientras se formaba como profesional participó en el movimiento estudiantil de la Sede del Atlántico. Y en esos espacios académicos conoció la capacidad, la fuerza, la entereza y el propósito de la Universdad Pública en cambiar la vida de las personas.

Ya profesional creyó en su capacidad; colaborando en todos los espacios académicos que le brindó la U: como funcionario escaló de la mano del diálogo y siempre luchando por los ideales de una universidad libre, democrática, respetuosa de los derechos humanos y creando oportunidades para la docencia, la investigación, la acción social y el movimiento estudiantil.

Educador en tiempos de crisis

Estudiante, líder en el salón de clase, creador de proyectos, docente, investigador, académico de acción social, director de sede, vicerrector de administración, miembro del Consejo Universitario y rector son parte de su carta de presentación; una curtida desde la regionalización, con esmero, prestigio y trabajo; alcanzando siempre el bienestar de nuestra querida casa de educación.

Don Carlos nunca hace alarde de sus logros, más bien con modestia camina comprometido por colaborar en el campus universitario.

Entre las acciones dignas de resaltar por su liderazgo; es su capacidad de trabajo en equipo, siendo vicerrector se especializó con un grupo de universitarios como mediador, dándonos una lección de cómo su mirada siempre está en perspectiva crítica y con ese deseo de mejorar para el impacto de quienes son sus colegas: su gente.

Incluso estudiantes le admiran por su alto nivel de compromiso con la docencia, una que siempre ha alternado con sus puestos de más alta jerarquía.

En Pandemia para el correcto funcionamiento de la formación a distancia activó protocolos de atención al estudiantado mediante préstamos de equipo electrónico y mejoras bajo convenios en las velocidades de su acceso a internet, que les permitiera continuar los estudios a distancia.

Así fue como también se impulsaron aportes muy importantes para el país, y detalles muy signigicativos como la entrega de títulos de graduación en las propias casas de las y los nuevos profesionales, que culminaron etapas de bachillerato, licenciatura, maestría o doctorado.

Cosas como esas; muestran su responsabilidad cívica con la razón de ser de la universidad: el estudiantado.  Un rector en momentos difíciles que aprendió y desea poner a disposición su experiencia: cuando la Universidad más lo necesita.

Don Carlos no es un personaje creado, que apareció hoy por conveniencia. Todo lo contrario es un profe universitario, que siempre ha estado. Y sin importar la situación siempre ha levantado la mano y dicho presente con diálogo y visión UCR.

Es la mejor representación universitaria del niño de Pavones de Turrialba, que la universidad le cambió la vida y su deseo es seguir colaborando en cambiar muchas más.

La Universidad cambia vidas y el profe Carlos aprendió a base de experiencias cómo continuar esta universidad por el camino del bienestar de la democracia costarricense.

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