Estoy convencido de que la Universidad de Costa Rica debe continuar siendo referente de nuestra sociedad y debe mantener su liderazgo en el contexto nacional, particularmente en la definición, análisis y evaluación de políticas públicas que contribuyan con las transformaciones que la sociedad costarricense requiere en la búsqueda del bien común.
A través del diálogo, la comunicación, el respeto, la tolerancia, la eficacia, el trabajo colegiado y el sentido de responsabilidad, me comprometo a hacer lo necesario y prudente por una Universidad de Costa Rica humanista y propositiva.
A partir de una gestión dialógica, próxima, flexible y humana debemos establecer orientaciones que logren involucrar a la comunidad universitaria y nacional en la construcción de ese modelo de universidad que tanto necesitamos como nación.
Como lo he hecho en otros momentos, junto a ustedes, me pongo al servicio de una de las más nobles instituciones del país, aspirando a liderarla desde el más alto escalón de la estructura institucional, motivado por la firme convicción de que mi producción académica y la experiencia acumulada a lo largo de los años nos ayudarán a enfrentar la compleja coyuntura que vivimos y a potenciar esta Institución fundamental en el desarrollo social, económico, cultural y tecnológico del país. Pongo a disposición de la Universidad la perspectiva que he adquirido como estudiante, miembro del movimiento estudiantil, investigador, docente y director de la Sede del Atlántico, aunado al conocimiento producto de mi desempeño como Vicerrector de Administración, Rector de Transición y miembro del Consejo Universitario.
Les invito a dejarse ganar por la esperanza, a formar parte de este movimiento y a que, de manera conjunta, trabajemos por cumplir la visión de universidad que Costa Rica necesita para las próximas décadas.